No te voy a decir la historia linda de que desde pequeña me encantaba cocinar o que me crié con una abuela que hacia deliciosos postres……para nada!!!! Me crié con una abuela que no nos dejaba entrar a la cocina y con una madre, académica y catedrática que veía la cocina como algo muy simple para dedicarle tiempo……o sea que mi vida nunca giró en torno a la estufa.

Me casé a los 22 años y fue ahí cuando comencé a experimentar el gusto por la cocina, pero sobretodo salada. Luego tuve mis 2 hijos y mi interés fue en aumento, pues quería que recordarán a su mamá por lo rico que cocinaba.

Durante 15 años estuve ejerciendo mi carrera de Ortodoncista en mi consulta privada y trabajando como profesora en la Escuela de Odontología en la universidad donde estudié. Un privilegio que disfruté mucho. En los últimos 10 años me interesé y especialicé en Educación Superior y en Educación a Distancia y mi último trabajo fue como Directora de Tecnología Educativa en la misma universidad (UNIBE).

No te voy a seguir contando de mi vida como profesional de la odontología y la educación, porque sería un poco largo y fastidioso, pues como me encantaba estudiar, hacía todos los cursos, diplomados que se me cruzaran por delante ….hasta llegué a escribir un libro sobre el “Aprendizaje basado en Problemas”……me gustaba lo que hacía, no lo puedo negar.

El hecho de ejercer mi profesión no impidió que siempre sacara tiempo para desarrollar mis hobbies los cuales siempre estuvieron orientados al arte. Durante mi adolescencia tocaba el piano y tomaba clases pintura. Siempre me ha gustado todo lo manual, hacía punto de cruz, arreglos en flores secas, tarjetería, scrapbook….en fin todo lo que fuera manual. Un día descubrí mi pasión por la cocina y vi en la repostería una forma de aplicar el arte a la comida.